Tráeme la noche
Mientras paseo por el día soleado y marchito del estío
Dame un cariño liso sin doblez ni gratitud debida
Que el baile subvencione un nuevo instante
Se el hombro que me hace falta
Necesito sentir como tu aliento
Se come mi oreja y repite como en un susurro mi nombre
Quiero que en esta danza solo hable el sudor de nuestros cuerpos
Y en el entreacto reconocer todas nuestras
Soledades que tropiezan en el quicio entreabierto
Deja que el calor de la tarde tueste nuestra piel
Mientras un cadencioso saxo disputa su voz
Y cae la luz en el puerto…
Fulgencio Cerón Cervantes
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