cuando tus dedos se perdían de vista
mientras tu música paseaba sus notas
entre el aire hecho atmósfera
unos sueños sucedían a otros
como rafagas de inmisericorde destino
auroras despejaban esas nubes
que ocultaban los días las mañanas
esos recuerdos que presagiaban
una pérdida de realidad y de ojos ciegos
con la fuerza que la juventud dá
a manos llenas y sin esfuerzo
a la sombra de tu guitarra
sintiendome pasos que viven al atardecer
con esas puestas de sol entre olas
y barcos a orilla de cualquier puerto
alas que surcan cielos
sin dirección ni horizonte determinado
viento y estrella del paraíso
que acaricia los momentos perdidos
casi robados en la noche cerrada
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