El concierto de chicharras
está en pleno apogeo,
un viento solista
mueve las hojas de los alamos,
y todo transcurre
con el aderezo del gallo de los vecinos,
algún pajaro viajero canta sin coro,
la abispa sigue
sin encontrar su nirvana,
y el Sol arranca las últimas sombras al día.
Las curvas de las montañas y sus cimas,
parecen estirarse,
como si el cielo fuera más suyo,
y mi mente
se deja mecer en la paz del instante,
el tiempo desaparece
en una mota de espacio
sin dueño.
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