El Sidharta visito mi cueva
Y parlamentamos largo y tendido
Me convenció del engaño de mi mente
De todos los sueños baldíos
Me ayudo a levantar mi ánimo
Jugo una peculiar partida de ajedrez
Para después desaparecer
Aún siento su luz que rompe todo el ruido
Su escoba que barre miserias e inventos
La cercanía de su sonrisa
Y las auroras en compañía
El silencio de una nada cerca del vacío
Y ese amor salpicado de cierta gloria
Esa alegría alojada en mi corazón
Y un eterno hola…
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