El final se escribe con renglones torcidos
Al igual que esa melancólica ducha de
Sonrientes gnomos indios en la colina púrpura
Al son de interminables noches de ginebra on the rock
Y pretéritos imperfectos que esperan ser abrazados
A esas esquinas ficticias que tu mente imagina
Y aunque la sonrisa se congela en mitad
De los inventos que pugnan por ser realidad
Existe el quicio por el que huir a tanto desvarío
A tanta sombra que en la cueva vislumbras
No soy un Platón cualquiera al que alucinar
Entre dialécticas absurdas sin el menor sentido
Solo compagino noches con días
Luces en mitad de un sombrío desvarío
Algo a lo que aferrarme sin que se quiebre
Ese sutil equilibrio que me mantiene cuerdo
Y pegado a esta realidad que transita
En un enjambre de hilos irreales
Y amor incondicional a metas imposibles
A realidades soñadas a espaldas
De todo lo vivido…
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