un viejo adaggio me recordó lo efímero
lo que dura un segundo...
y mi mirada se perdió entre tanta estrella
mis brazos apuntaron su abrazo hacía el bosque
hacia el mar que salpicaba su espuma
la gaviota que jugaba con ambos en su vuelo
el niño que aún recuerda sus sueños futuros...
la impermanencia se apodera de mi silbido
la suerte mira a la cara del que arriesga el instante
disfruta como único el devenir y el suceso
es parte de una historia que nadie escribe
que solo desgrana pasos en el camino...
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