me drogo de los momentos compartidos contigo
vuelvo sobre ellos con el afán repetitivo del anhelo
nada más me importa nada llena mis días mis noches
floto como un buda cualquiera inmerso en tu nombre
son tus caricias el alimento que describo
la piedra de la que formo parte el andamiaje que abordo
el folklore que surge de los recuerdos más antiguos
la madre tierra con sus raices que tocan mis sentidos
el arbol de la vida con sus brazos ramas y flores
cierro mis ojos a todo lo que respira sin tu presencia
soy un abducido del aroma de tu cuerpo
y dirán que nada me traspasa fuera de ti
pero es que mis ojos no ven más allá
mis huellas que han descrito muchos caminos
solo saben del disfrute de aquello que aman
olvidan el desorden que se me pierde en sombras
han descubierto el placer que en tu piel encuentro
prefiero ser el tonto sin memoría a tu lado
al iluminado desgraciado que todo entiende...
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