en el bosque encantado encontré esas gaitas que aún escucho
son parte del sonido orquestal que atraviesa en forma de viento
las almas que en el habitan y aquellas que lo penetran
forman parte del encargo más sagrado que pulula en todo
es el camino de Santiago que cada uno recorre a solas
la vuelta al inicio del que formamos parte...
en el abrazo al viejo nogal siento la paz sin zozobra que en el late
oigo el arrullo de las aguas que corretean entre las piedras del camino
lentamente y sin prisa alguna ni espera siento
el placer se hace ahora con mis pasos y la luz
es en el recuerdo que escribo como queriendo atrapar la sensación
hacerla tan mía como las letras que rasgan el blanco inmaculado
entrecerrando mi mirada evocando...
el bosque me condujo al sueño y este a esa música
sé de viejas historias que se hacen nuevas cada vez que las oigo
la memoria juega a perderse en cada esquina
haciendo que perciba la vida en un continuo estreno
volviendo la vista a la inocencia que la novedad conlleva
viviendo un sí real sin condiciones ni porques
y ahora vuelvo al sueño que la realidad me ofrece...
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